Los funcionarios del partido comunista chino tienen terminantemente prohibido creer en cualquier religión si quieren contar con una pensión de jubilación. Así se indica en el departamento para la organización del PCC: “no pueden y no deben creer en ninguna religión. De la misma manera, no deben practicar actividad religiosa alguna. Deben mantener claridad de pensamiento y ser firmes en la visión política y en la acción, siguiendo al Comité Central del Partido guiado por Xi Jinping”.
Esta prohibición no es de extrañar teniendo en cuenta que el actual gobierno chino, compuesto por militantes del partido comunista, es completamente ateo. Aunque la Constitución de Pekín garantiza la libertad religiosa, solamente admite cinco “credos oficiales” (catolicismo, cristianismo protestante, islam, taoísmo y budismo).